El Golf siempre ha mantenido un diseño icónico y unos elementos característicos que han ido adaptándose a su tiempo sobre la base del ADN original
En el exterior, los faros delanteros y la parrilla, las llantas, el pilar C y las ópticas traseras; en el interior, los asientos y tapicerías, el pomo de la palanca de cambio y el cuadro de mandos. Y, todo ello, con unos emblemas que también forman parte del imaginario colectivo y de la historia del diseño automovilístico
El Golf es el corazón de la marca Volkswagen y una parte importante de la esencia del Golf es su diseño. A lo largo de cincuenta años y ocho generaciones, el Golf se ha adaptado a las tendencias de su época, pero siempre ha sido una evolución del genial modelo original, manteniendo la funcionalidad de diseño paradigmática de la primera generación diseñada por Giorgetto Giugiaro.
Como relata Andreas Mindt, actual jefe de Diseño de Volkswagen, esta filosofía de mantener el espíritu original nació en la segunda generación del Golf y se ha mantenido hasta nuestros días. “El entonces jefe de Diseño de Volkswagen, Herbert Schäfer, lo hizo todo bien: modernizó el segundo Golf, pero mantuvo el ADN de la primera generación. Esta transición fue sumamente importante para la historia de este modelo, porque eso es lo especial del Golf: que siempre ha sido una evolución del original».
Uno de los hilos conductores de las diferentes generaciones es que el Golf siempre ha mantenido unos elementos muy característicos, que al igual que su icónico diseño, han ido evolucionando sobre la base del ADN original.
Los faros y la parrilla del Golf siempre han sido los elementos de diseño más distintivos. Conseguir un “rostro” carismático era todo un reto en el diseño de la primera generación, que cambiaba por completo la configuración del Beetle. Giugiaro lo consiguió con unas formas sencillas y rotundas, con una parrilla negra que cubría todo el ancho del frontal, sobre la que se incrustaban elementos redondos que contrastaban con las líneas rectas generales: los faros, a los extremos; y el logo de VW. El borde de la parrilla en rojo y las míticas siglas le dieron una nueva identidad en las versiones GTI.
Ese esquema básico, con la posición baja del frontal, como punto de convergencia del inclinado capó y la línea central de cintura; y una parrilla continua con elementos negros y la insignia central de VW entre los dos faros, se ha mantenido en todas las generaciones del Golf.
Pero esos elementos han ido evolucionando, con una mayor integración de las ópticas en el frontal, diseños más modernos y aerodinámicos, en el caso de la parrilla; y en paralelo a los grandes avances que han experimentado los sistemas de iluminación. Con el Golf IV llegaron los faros de xenon; y con el V, los Bi-Xenon. El Golf VI introdujo las luces diurnas LED y con el Golf 8 han llegado los faros delanteros LED Matrix.
En las limpias líneas del Golf I de 1974 destacaba el llamativo diseño del pilar C, que además de contribuir al equilibrio de proporciones del Golf y a la funcionalidad de carga de la parte trasera, se convertía en un elemento de diseño en sí mismo. Desde entonces, es uno de los elementos más reconocibles del Golf. Para Andreas Mindt, “las características de diseño típicas del Golf, como los pilares C forman parte del ADN de Volkswagen”.
A partir del Golf IV, se le dio un nuevo impulso. Hartmut Warkuß, jefe de Diseño del Grupo Volkswagen hasta su jubilación en 2003, se preguntó, al diseñar ese modelo, cómo lo habría hecho Giorgio Giugiaro. “Creamos una forma atemporal intensificando el carácter del modelo a través de los distintivos pilares C, entre otras cosas”. El diseño del pilar C de la cuarta generación enlazaba con el diseño del Golf I del año 1974 y lo llevaba un paso más allá. Al verlo, Giugiaro, expresó su admiración: “El material genético del Golf sigue siendo evidente”.
La mítica pelota de golf en la palanca de cambios de los Golf GTI fue una idea de la diseñadora Gunhild Liljequist -primera mujer que trabajó en Volkswagen Desing- que, aunque al principio sonaba descabellada, acabó convirtiéndose en una de las señas de identidad del Golf GTI. “¡Fue una idea completamente espontánea!” explica Liljequist. “Simplemente expresé mis asociaciones deportivas y de golf en voz alta: ‘¿qué tal una pelota de golf como palanca de cambios?”. Con diferentes interpretaciones a lo largo de los años, la pelota de golf ha llegado hasta el último GTI con cambio manual, el Golf GTI 380 de la octava generación.
El Golf siempre ha sido igual de reconocible en su vista trasera, por los volúmenes que el Pilar C contribuye a marcar y por unos grupos ópticos con mucha personalidad. En su primera generación anticipó la que iba a ser la posterior evolución de las ópticas traseras, con una versión muy compacta y otra más extendida.
Pero fue la segunda generación la que marcó una verdadera identidad, con sus famosas ópticas semitrapezoidales, en una posición elevada y que se extendían hacia la aleta trasera; que dotaban al Golf de una personalidad única. Este concepto básico se ha mantenido en todos los Golf desde entonces, aunque desde la quinta generación los faros traseros se han ido extendiendo hacia el portón del maletero. Desde el punto de vista tecnológico, el Golf VI introdujo los grupos ópticos traseros LED; el Golf VII, los intermitentes traseros dinámicos; y en su última evolución, el Golf 8 ofrece, dentro del paquete de los faros Matrix LED «IQ.LIGHT», un grupo óptico trasero LED 3D con un escenario de bienvenida y despedida personalizable.
Las insignias que el Golf y la versión GTI han lucido en su carrocería y en el interior también han sido una de sus señas de identidad y una muestra de la evolución del diseño de este modelo. El diseño y tipografía de la palabra “Golf” del modelo original solo se empleó en la primera generación. La segunda estrenó un nuevo diseño, también en cursiva, que se mantuvo sin cambios en el Golf III. En la siguiente entrega se emplearon nuevas tipografías y, como en el primera, todas las letras eran mayúsculas. Ese diseño básico, con ligerísimas modificaciones, se ha mantenido hasta la séptima generación.
El Golf 8 estrena una nueva insignia trasera, con un nuevo estilo de letras cilíndricas que generan un relieve. Además, esta insignia está ubicada en posición central, bajo el logo de VW (en las primeras tres generaciones estaba a la derecha, y en las siguientes, a la izquierda).
El Golf original llevaba el logo de VW en la parrilla delantera, mientras que en la parte trasera lucía la palabra que nombra la marca. Desde la segunda generación, el Golf luce el logo de la marca –en sus diferentes evoluciones- en posición central, tanto en su frontal como en la zaga. En la última entrega, el logotipo delantero está iluminado. Desde el Golf V, el logo sirve para abrir el portón del maletero.
Las archiconocidas siglas GTI, han tenido un diseño aún más marcado y han sido parte del encanto diferencial de este modelo. Con pequeñas
variaciones se han mantenido en las 8 generaciones (a excepción de los primeros años de la cuarta), luciendo en el frontal, la trasera y el interior.
El Golf siempre ha contado con tapicerías interiores modernas y de la máxima calidad. Pero si hay una tapicería especialmente carismática es la de tartán, que era uno de los elementos diferenciadores de la primera generación del Golf GTI. Gunhild Liljequist, creadora de esta genial idea, se enamoró durante un viaje a Londres de los estampados de cuadros escoceses que empleaban diseñadores de moda de Carnaby Street. “El negro era deportivo, pero también quería color y calidad, y siempre me llamaron la atención los tejidos de gran calidad con estampados a cuadros… Se podría decir que hay un elemento de deportividad británica en el GTI». Los tapizados con diferentes patrones de cuadros escoceses se han mantenido, sin apenas excepciones, en todas las generaciones del Golf GTI.
La instrumentación del Golf es un claro ejemplo del carácter práctico de este modelo y de cómo ha ido evolucionando e incorporando los últimos avances tecnológicos. El primer cuadro de mandos mantenía el concepto general de diseño e integraba toda la instrumentación del coche en un único elemento rectangular. Ese concepto se mantuvo hasta la cuarta, en la que se diferenciaron claramente el cuadro de mandos con una consola central cada vez más integrada en el diseño general. La octava generación da un nuevo salto en diseño, con la práctica desaparición de la consola central tradicional y la llegada de una pantalla flotante de grandes dimensiones.
Cincuenta años separan los elementos básicos del primer Golf (velocímetro, nivel de combustible, mando de luces, testigos básicos, radio y ventilación), con la actual vanguardia tecnológica, con un Digital Cockpit con pantalla de 10,2 pulgadas y el sistema de infoentretenimiento de nueva generación equipada con la inteligencia artificial (IA) de ChatGPT. Entre ambos, una constante evolución marcada por la digitalización, con el aumento del número y tamaño de las pantallas, y de las funcionalidades que cada nuevo Golf iba ofreciendo a su conductor.
Tras el diseño clásico de la primera generación, con llantas de 14 pulgadas de similar diseño en todas las versiones; en la segunda ya se ofrecían, opcionalmente, llantas BBS de radios de 15 pulgadas en los Golf más deportivos. A partir de la tercera generación el diseño y el tamaño de las llantas del Golf ha ido tomando más relevancia, con una amplia variedad de diseños acordes a la estética de cada generación y un diámetro que ha alcanzado las 19 pulgadas el actual Golf R.
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